Aspirantes a abogados, estudiantes y graduados manifiestan lo que piensan de este oficio.
El Derecho es tan solicitado precisamente porque tiene un campo amplio de aplicación, pues permea todas las esferas de la sociedad, incluyendo lo social, lo económico y lo político.
Si hay alguna profesión que por culpa de las malas actuaciones de algunos pocos ha visto empañado su buen nombre y tradición es el Derecho.
Lamentablemente, los escándalos de corrupción que los involucran y la representación que un grupo de estos profesionales ha hecho a favor de reconocidos delincuentes de todas las clases sociales, han logrado afectar la imagen de un valioso oficio, reconocido históricamente por su papel como defensor de los más necesitados y garante de justicia.
Por esa razón, conocer la opinión de los jóvenes que quieren terminar su bachillerato para estudiar esta carrera, así como la de quienes la están cursando y de los abogados graduados recientemente, puede dar algunas luces sobre el futuro que tendrá esta milenaria profesión.
Valentina Samudio, estudiante de grado 11, dice que estos profesionales tienen el papel de regular la convivencia, la actividad de las leyes y los derechos, basados siempre en la verdad y la justicia. No obstante, cree que por su posición de poder pueden llegar a ser vistos como aquellos que “pueden ayudarte, pero al mismo tiempo acabar con tu vida y tu futuro”.
Para ella, el abogado tiene la mayor responsabilidad ante los ciudadanos, y por esto su trabajo debe ser limpio, aunque hoy en día esto sea complicado. A su vez, considera que para ellos la imagen es lo más importante y que su franqueza y sensatez deben ir acompañadas de una buena reputación, aparte de que deben caracterizarse por actuar siempre con transparencia y honestidad.
Sin embargo, es consciente de que hoy muchos de estos profesionales son vistos como corruptos, es decir, como personas que se aprovechan del poder que se les brinda para usarlo en beneficio propio y utilizarlo de manera equivocada.
De otro lado, sostiene que la implementación de herramientas tecnológicas dentro del Derecho puede llegar a reemplazar de alguna forma o a complementar el trabajo, cobrando un papel importante, debido a que su automatización puede traer bastantes efectos y beneficios.
Otra estudiante de grado 11, Lina Rojas Álvarez, afirma que esta profesión le parece muy interesante por el hecho de poder ayudar a la gente con problemas legales, aunque siente que el buen posicionamiento de los abogados ha disminuido un poco, ya que su labor no se valora en los diferentes campos de acción que tienen.
Futuros abogados
A su turno, Simón López, quien cursa tercer semestre de Derecho en la Universidad Pontificia Javeriana, asegura que la reputación de los abogados en Colombia es definitivamente un punto que se tiene que mejorar.
“Siempre se han visto como aquellas personas que ponen el dinero por encima de cualquier cosa y que, en vez de perseguir la justicia, buscan lo mejor para su cliente, independientemente de que se haya hecho o no lo “moralmente correcto” o, incluso, que anteponen sus intereses frente a los mismos clientes. Ahora bien, no se puede negar que hay abogados que hacen esto (que no son pocos) y que ellos mismos llegan a dañar la imagen de todo su grupo, pero tampoco se puede ignorar que una gran parte de estos profesionales son personas íntegras, que tienen sus principios y valores muy claros, y son estas mismas personas las que le pueden hacer un bien inmenso a nuestra sociedad”, recalca.
Al reflexionar sobre el futuro de esta carrera, el joven señala que es importante visualizar un mundo con un desarrollo tecnológico gigantesco y que la pregunta que llega inherentemente a este desarrollo es: ¿podrán las máquinas reemplazar a un abogado?
“Para mí, la respuesta sería claramente no. El Derecho es puramente social, es un elemento fundamental del abogado. Además, los que practiquen esta profesión deben estar en una búsqueda constante de la justicia, observando el contexto social y las circunstancias por las que atraviesa el país. Esa búsqueda de la justicia no se basa simplemente en aplicar la Ley al pie de la letra, va mucho más allá. Por esto mismo, creo que la abogacía es muy difícil de reemplazar y va a seguir siendo un pilar fundamental de nuestra sociedad por mucho tiempo”, subraya López.
De otro lado, Juan Camilo Acosta, estudiante de cuarto semestre de Derecho en la Universidad de los Andes, considera que los abogados cuentan con un campo de acción muy alto, dada la necesidad que tienen prácticamente todas las áreas de la sociedad en conocer los límites que están impuestos, por lo que no necesariamente este tiene que litigar, dedicarse al sector público o ir por carrera política, “además puede hacer muchas otras cosas de suma importancia para que las personas y las compañías sepan qué es lo que pueden y lo que no pueden hacer”.
En cuanto a la reputación, coincide en que no tienen la mejor, y reconoce que es algo entendible porque usualmente la persona común, que no sea abogada ni se relacione constantemente con estos, va a pensar que al haber un abogado involucrado significa que hay algún tipo de problema general.
Lo que piensan los graduados
Por el lado de los egresados, María Fernanda Perico, abogada de la Universidad de los Andes, graduada hace un poco más de dos años, cree que la reputación de los abogados en Colombia, en general, no es buena y hay una especie de estereotipo frente a ellos en el sentido de que son personas que se aprovechan de la vulnerabilidad y desconocimiento de quienes están teniendo alguna clase de inconveniente legal, lo que causa desconfianza hacia el trabajo de estos profesionales y que haya una brecha en la relación entre el abogado y su cliente.
Sin embargo, señala que existen muchas excepciones a la regla en el país y que están representadas en quienes ejercen el Derecho con el objetivo de ayudar a las personas, brindarles un apoyo, una asesoría y una guía para que puedan hacer valer sus derechos.
Frente a su campo de acción, afirma que es muy amplio y que, dependiendo de la pasión y los intereses de cada individuo, es posible ejercer la profesión en una firma defendiendo empresas, trabajadores y comercios o desempeñarse en la rama judicial, ser juez en distintas áreas como Penal, Civil, Laboral, de Familia y como defensores de derechos humanos, entre otros.
Mientras que María Parga, graduada hace un año también de la Universidad de Los Andes, sostiene que esta es una carrera común, teniendo en cuenta la cantidad de personas que la estudian. “Ahora bien, es una profesión tradicional que tiene un campo de aplicación muy amplio, teniendo en cuenta que el Derecho permea todas las esferas de la sociedad, incluyendo lo social, lo económico y lo político”.
En cuanto al rol del abogado, manifiesta que tradicionalmente se ha entendido que su función consiste en solucionar problemas, sin embargo, considera que esta carrera puede ser empleada para mucho más que eso, incluso llegando a ser un mecanismo mediante el cual sea posible construir una mejor sociedad.
Aunque es una profesión marcada por la tradición, Parga piensa que en los últimos años los abogados han incursionando en sectores y temas actuales que antes eran exclusivos de otras profesiones, como el comercio electrónico, las telecomunicaciones y la banca digital.
“Se trata de una profesión sumamente dinámica y cambiante, por lo que el abogado debe permanecer atento a las modificaciones regulatorias e incluso, a los cambios que se den en las dinámicas sociales. En todo caso, el Derecho es una herramienta maleable que permite que quienes hacen uso de ella puedan continuar manteniendo vigentes disposiciones que fueron pensadas en contextos y épocas diferentes”, explica.
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